«Cuando Fundación PRODE entra a nuestra casa, iniciamos un nuevo camino, una nueva etapa»

¡Hola, amigos y amigas de PRODE! Nos sentimos muy halagados por haber pensado en nosotros para contaros unas pequeñas pinceladas de nuestra historia de vida.

Somos Ezequiel y Martín Ramírez García; nacimos en Lieja (Bélgica) en el año 1967 y 1969 y actualmente vivimos en el municipio de El Viso, situado al norte de la provincia de Córdoba.

Éramos cinco hermanos; nuestra infancia fue maravillosa por la armonía, la protección y el cariño de nuestros padres. Nos gustaba ir al colegio y teníamos la inquietud de aprender.

Llegó la adolescencia e hicimos lo propio de la edad: en nuestro pueblo (Lieja) había un Espacio Cultural Recreativo con múltiples estancias, entre ellas una gran biblioteca, salas múltiples de juegos y actividades culturales. Para sacar mayor provecho de todo ello, estaba coordinado por un grupo de monitores que nos orientaban en lo que más nos gustaba y nos apoyaban en nuestras actividades.

Hicimos alguna que otra escapada a escondidas de nuestros padres y alguna gamberrada, a la vez que aprendimos un oficio.

Trabajamos como chefs en un buen restaurante y de chapistas en una cadena de automoción en la tierra que nos vio nacer. Nos gustaba nuestro trabajo y éramos felices.

Cada año, con deseo, esperábamos la llegada del verano y con él las vacaciones para venir al pueblo de nuestros padres, El Viso, de las que tenemos bonitos recuerdos.

Mi padre estuvo diez años enfermo y, al jubilarse, nuestros padres deciden regresar a su tierra natal y nosotros acompañarlos para estar junto a ellos.

En el año 2000 emprendemos un nuevo proyecto laboral: compramos, nos formamos y montamos una granja de pollos familiar que duró hasta el año 2014. En esa trayectoria hubo desavenencias familiares teniendo desacuerdos y conflictos que afectaron a la dinámica y armonía familiar, lo cual nos llevó al cierre de nuestro ilusionante proyecto.

Al tiempo sufrimos la pérdida de nuestros padres y de un hermano. Fue ahí fue cuando nuestras vidas sufrieron un “jaque”. Cada día la situación era más difícil, crítica y demoledora hasta el extremo de llegar a un aislamiento social con las múltiples y negativas connotaciones que eso conlleva para tener una vida alineada y plena.

Durante ocho años sobrevivimos en un mundo oscuro lleno de dificultades, siendo y teniéndonos como único apoyo el uno al otro. No éramos felices, pero el estado en el que nos encontrábamos no nos permitía ver cómo poder serlo.

En marzo del año 2024 aprueban la Ley de Dependencia con la asignación del Servicio de Ayuda en el Domicilio a Ezequiel. Nuestro estado emocional nos hacía sentir recelo y desconfianza pero decidimos aceptarla. ¡Bendita decisión porque hemos ganado calidad de vida!

Cuando Fundación PRODE entra a nuestra casa, con las profesionales del servicio asignado, iniciamos un nuevo camino, una nueva etapa. Son Pilar y Julia quienes, con su trato cercano, sus consejos, palabras de aliento, ayuda, apoyo, confianza y gran esfuerzo, han conseguido revitalizar nuestras vidas. Ahora se han convertido en nuestras aliadas.

Estamos agradecidos por acompañarnos a ser felices y recuperar la ilusión, deseamos ser colaboradores en nuestra nueva familia: Fundación PRODE.

PD: Tenemos una oración: ¡Nos habéis devuelto a la vida!

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