Aunque hay cosas al nacer que nos vienen dadas, la complejidad de la vida también nos permite vivir muchas otras en función de nuestra voluntad, deseos y preferencias. Desde hace cuarenta años, muchas personas decidieron gozar del privilegio de enfocar su vida a esforzarse, en su entorno más cercano, para que las personas más vulnerables de nuestra comunidad pudieran tener las mismas oportunidades de ser felices que el resto de la población, a través de acompañar y ser acompañadas en el día a día. Esa es la fortaleza de Fundación PRODE: la intención, el propósito y el deseo de apoyarnos unos a otros para tener una buena vida.

Partiendo de esa idea y remontándonos a 1984, había un escenario muy precario en el que el voluntarismo y la solidaridad eran las armas fundamentales para afrontar la realidad. Como ejemplo de aquella situación podemos recordar que, en Los Pedroches, a 90 kilómetros de la capital, no había servicio alguno orientado a satisfacer las necesidades básicas de las personas con discapacidad intelectual. Fueron dos los servicios con los que, lo que hoy es Fundación PRODE, comenzó a dar respuesta a esas necesidades: el alojamiento y la ocupación. Para ello, cedido por diferentes instituciones, se dispuso de instalaciones que, aunque en condiciones algo precarias (habitaciones de diez camas, pasillos estrechos, malas condiciones de accesibilidad, etc.) se pudo alojar en régimen residencial a las personas y desarrollar varias actividades como el aneado de sillas, la fabricación de fregonas o el cultivo de hortalizas, viniendo los recursos de la administración pública a través de alguna que otra subvención que ayudaba a afrontar ciertos gastos, aunque la mayoría eran asumidos con donaciones personales.

De aquellos años hubo un salto cualitativo en 1999, año en que, tras haber abierto en 1997 sus primeras viviendas tuteladas en régimen de alquiler, se inauguró la sede central de la Entidad donde se abrieron dos residencias para personas con diferentes necesidades de apoyos y, lo más importante, ya se había constituido un sistema que permitía financiar de manera estable los diferentes servicios mediante concierto con la Junta de Andalucía.

Una vez consolidados y ampliados los servicios de atención diurna y residencial de la Organización, otro punto de inflexión en Fundación PRODE vino dado como consecuencia de la reflexión ante la crisis económica española (2008-2014), la cual llevó a la Entidad a constituir en 2012 seis nuevos centros especiales de empleo, que junto con los dos que ya tenía, se armaba para impulsar el empleo para personas con discapacidad, enfoque básico de su Misión, y afrontar unos presupuestos equilibrados entre el ámbito asistencial y el mercantil, para no depender exclusivamente de los ingresos provenientes de la administración pública.

Como consecuencia de esa decisión y del carácter innovador de la Fundación, se ha generado una diversidad que ha dado lugar a un importante volumen de actividad que ha exigido un nivel máximo de profesionalización para su correcto control y desarrollo.

En una organización como Fundación PRODE, orientada al bien común, una experiencia con los resultados conseguidos en favor del bienestar de las personas no tiene otro camino que ser compartida y extenderla buscando su máxima utilidad, como de hecho está sucediendo.

Y si nos preguntamos por el secreto para que Fundación PRODE haya tenido la trayectoria que ha tenido, no hay duda de que está en sus cimientos, constituidos por el espíritu y los valores que originariamente impulsaron la creación de PRODE. Ese es el reto principal de la Organización, que ante el máximo crecimiento y desarrollo que experimente, sus señas de identidad se mantengan fuertes como el primer día.

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