Desde 1998, cada 22 de octubre se viene celebrando el Día internacional de la tartamudez. Con ello, se pretende informar y sensibilizar a la sociedad acerca de las circunstancias desfavorables con las que han de convivir en su vida cotidiana las personas que sufren algún tipo de dificultad a la hora de pronunciar con fluidez. Se estima que en nuestro país más de 600.000 personas sufren este tipo de limitación, y más de 60 millones en todo el mundo.

La tartamudez se inicia en la infancia, por lo general, comienza a presentarse entre los 2 y 5 años y se da más en hombres que en mujeres, en una proporción de 4 a 1. Es involuntaria y cíclica, aparece y desaparece por períodos de tiempo variables. No lleva aparejada ninguna otra clase de deficiencia ni anormalidad, solamente la necesidad de emplear un poco más de tiempo en la exposición del mensaje.

Aún no se sabe a ciencia cierta cuáles son sus causas, pero algunos estudios sugieren que puede ser una combinación de factores fisiológicos, psicológicos, sociales y biológicos. Pero lo que preocupa verdaderamente al colectivo son las consecuencias adversas que sufren los más pequeños y cómo les afecta en forma de acoso escolar. El 81% de niños en edad escolar que sufre tartamudez es objeto de burlas por parte de otros alumnos.

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