¿Nos puedes explicar en qué consiste el proyecto de reforma de la Residencia para personas con grandes necesidades de apoyo de Pozoblanco?

El proyecto consiste en la adecuación funcional de esta residencia en cuatro unidades de convivencia adaptando las estancias para mejorar la calidad de vida de las personas.

Queremos desarrollar diferentes unidades de convivencia, donde nuestros residentes compartan espacios y aficiones más afines, con un grupo reducido de compañeros por lo que podrán disfrutar de una atención más personalizada y a su vez desplazarse dentro de la unidad sin dificultad.

Es interesante que sepamos qué nos dice la normativa y qué se entiende por unidad de convivencia:

“Unidad de convivencia. Son espacios de convivencia reducidos que pretenden reproducir la estructura, el ambiente y el funcionamiento de un hogar. Son espacios, más íntimos, dentro de la propia residencia en los que cohabita un grupo reducido de personas, con diversas situaciones de dependencia, a quienes se les proporciona una atención personalizada con los apoyos que precisan y desean para el desarrollo de su vida cotidiana. Estos espacios se asemejan a un hogar tanto en su arquitectura, decoración y mobiliario, como en las rutinas y horarios que se adaptan a las preferencias y hábitos de las personas que conviven en ellos, favoreciendo su participación, autonomía, comodidad, estimulación, orientación y bienestar. Están compuestos por un espacio común, que incluye una zona para la preparación de comidas, comedor y sala de estar para uso de las personas que conforman la unidad de convivencia, sus familiares y personas allegadas, y por las habitaciones de las personas que viven en la unidad. Es aconsejable que dispongan también de acceso a un área exterior, tipo terraza o jardín. Estas unidades están delimitadas, identificadas y diferenciadas de otras unidades de convivencia del mismo centro y definen la estructura espacial de los centros residenciales con dimensión y ambiente de hogar. Se identificarán y diferenciarán con claridad los espacios de convivencia de las personas residentes de las zonas de paso u otras zonas comunes. Junto con las personas que conviven, forman parte de la unidad de convivencia el personal de atención directa, que debe tener una permanencia estable dentro de la unidad.”

Queremos crear un centro más cómodo, adaptado a las necesidades de nuestros residentes y por lo tanto más seguro. En definitiva, queremos que nuestros residentes se sientan como en su casa, por lo que cobra un valor más significativo e importante que todas las estancias del centro reúnan unos requisitos muy específicos para favorecer su bienestar.

Con este cambio de distribución, obtendríamos una atención más personalizada de nuestros residentes. El personal de atención directa se centraría en atender a menor número de personas dotándole de más tiempo de calidad y por lo tanto de la consecución de objetivos. Se podrían trabajar con más detenimiento los planes personales de apoyo y nos dotaría de más tiempo para desarrollar la planificación centrada en la persona, tanto con apoyo activo como con apoyo conductual positivo.

Las cuatro unidades de convivencia que queremos implantar van a ser espacios independientes unas de otras, desplazando las zonas de servicios generales, de atención personalizada y unidad de día fuera de ellas. Con ello conseguimos reproducir la estructura, el ambiente y el funcionamiento de un hogar, prevaleciendo la intimidad del grupo, apoyos más personalizados según precisen o deseen las personas que en ella habitan para el desarrollo de su vida cotidiana.

 

¿Cómo crees que impactará en la vida de las personas?

La creación de unidades de convivencia en residencias para personas con discapacidad intelectual tiene impacto significativo en la vida de estas personas: están diseñadas para proporcionar un entorno más seguro y adaptado a las necesidades específicas de cada persona. Además, un mayor número de unidades de convivencia va a fomentar la autonomía y la independencia de los residentes dentro de sus capacidades. Los grupos más reducidos fortalecen las relaciones sociales y minimizan los sentimientos de aislamiento fomentando un ambiente de aceptación y comprensión mutua. Estas unidades hacen que la participación sea mayor y que las familias estén más tranquilas porque los núcleos de convivencia son más pequeños.

En resumen, la creación de unidades de convivencia en residencias para personas con discapacidad intelectual no solo va a mejorar las condiciones de vida directa de los residentes, sino que también contribuye a una sociedad más inclusiva y comprensiva, donde todos los individuos tienen la oportunidad de vivir una vida plena y satisfactoria.

¿Qué otras medidas se llevan a cabo para fomentar la autonomía e inclusión?

Fomentar la autonomía en la inclusión de personas con discapacidad intelectual en residencias implica un enfoque integral que abarca múltiples métodos y estrategias. Estos métodos se centran en empoderar a los individuos para que desarrollen habilidades y tengan oportunidades para tomar decisiones sobre sus propias vidas.

En Fundación PRODE apostamos por:

– Planificación centrada en la persona (PCP): es un enfoque de planificación que se enfoca en los deseos, metas y necesidades individuales de la persona, en lugar de centrarse en los servicios disponibles o en lo que otros piensan que es mejor para la persona. Este enfoque es especialmente útil en contextos de inclusión y autonomía para personas con discapacidad intelectual

– Planes personales de apoyo (PPA): un plan personal de apoyo es un documento personalizado que detalla los objetivos, necesidades, deseos y apoyos específicos que requiere una persona con discapacidad intelectual para alcanzar una vida autónoma e inclusiva. Estos planes se centran en la persona, respetando sus decisiones y fomentando su participación activa en el proceso.

– Apoyo activo (AA): el apoyo activo es una metodología y filosofía de trabajo diseñada para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual, promoviendo su participación en actividades cotidianas y aumentando su autonomía. Este enfoque enfatiza la importancia de involucrar a las personas en sus propias vidas de manera activa y significativa, en lugar de ser simplemente receptores pasivos de cuidado.

– Apoyo conductual positivo (ACP): el apoyo conductual positivo es un enfoque integral para entender y tratar las conductas desafiantes en personas con discapacidad intelectual y otras necesidades especiales. El ACP se centra en la prevención y en la promoción de comportamientos positivos a través de estrategias proactivas y centradas en la persona.

– Profesional de referencia: el concepto de «profesional de referencia» en el ámbito de la atención a personas con discapacidad intelectual se refiere a una figura clave que actúa como enlace principal entre la persona, su familia y los distintos servicios y apoyos que recibe. Este profesional desempeña un papel crucial en la coordinación y personalización de los cuidados, asegurando que las necesidades y deseos de la persona sean el centro de todas las intervenciones.

¿Qué retos quedarían pendientes?

Unos de los retos importantes que debemos trabajar en profundidad, es dotar de los recursos necesarios por unidad de convivencia, y así poder trabajar el desarrollo integral de las personas residentes.

Necesitamos tener una financiación estable y una ratio proporcional a la cantidad de residentes a atender, a las necesidades de apoyo físico, emocional y conductual de los residentes para garantizar el éxito de la transformación de residencias tradicionales al nuevo modelo por unidades de convivencia como parte del proceso de desinstitucionalización.

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