Me llamo Mari Carmen y voy a contar parte de mi vida en esta sección del INFO XXI; ahí va… Nací en Córdoba, pero mi edad no os la voy a decir. Al cumplir los 17 me llevaron a un centro para personas con discapacidad. Estuve en varios centros sin llegar a adaptarme por completo en ninguno de ellos. En 2009 ingresé en Fundación PRODE, en la Residencia de apoyos especiales de Pozoblanco. Por aquel entonces me enfadaba con bastante facilidad (¡¡y mis enfados no eran cualquier cosa!!) y solía tener crisis con cierta frecuencia, alguna de bastante importancia. No me importa hablar de mis problemas porque ya forman parte del pasado. Gracias a Fundación PRODE y a mi esfuerzo ya los tengo casi superados. Aunque sigo teniendo momentos de bajón, he conseguido aprender de mis errores. En esta residencia también aprendí a ver los problemas de otro modo y a no tratar de resolverlos por la fuerza. Me han enseñado a valorarme más y a que tengo muchas cosas que hacer en la vida.
No ha sido un camino fácil ni para mí ni para las personas que estaban a mi alrededor pero he ido dando pequeños pasos, y casi sin darme cuenta he llegado al día de hoy, que puedo decir que he hecho realidad uno de mis objetivos: pasar a vivir en una vivienda tutelada, cosa que vengo haciendo desde hace dos años y que ahora considero mi hogar. También quiero destacar que he pasado por la Residencia de adultos y por varias actividades ocupacionales donde he aprendido muchas cosas y, sobre todo, que he conocido a muchas personas con las que he compartido buenos momentos y me han seguido apoyando en mi continua mejora.
Soy consciente de que me quedan muchas cosas que aprender, pero la tranquilidad con la que vivo hoy día me permite tener mis sueños al alcance de la mano. Además, he mejorado la relación con mis hermanas y ahora, siempre que podemos, paso unos días con ellas. Mi meta actual es ser lo más independiente posible y, sobre todo, seguir teniendo la estabilidad que tengo en estos momentos. ¡Quién sabe si algún día podré llegar a tener mi propia casa!
Además de lograr adaptarme a Fundación PRODE quiero decir que me siento muy bien en Pozoblanco, a la que considero ya mi ciudad, en la que me gusta pasear, donde me siento muy tranquila y me encanta salir a tomarme mi “cafelito” en compañía de mis amigos y amigas.
No quiero finalizar sin agradecer de corazón a las personas que me han ayudado desde que llegué aquí: profesionales de los centros y compañeros y compañeras con los que he pasado ratos inolvidables y, destacar, la comprensión que he recibido de mi familia. Sin todas estas personas no hubiera podido alcanzar mis metas y no estaría donde hoy estoy. Gracias.